Universidad Abierta de Recoleta
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Hoy, 18 de octubre del 2020, cierro tempranito (se escucha el cierre de una cortina). Uta que pasó rápido el año… o lento… no sé. (Empiezo a caminar y se enciende un cigarro)
Recuerdo que ese día estaba trabajando por Patronato, tenía una reunión con caleta de profes, la cual obviamente tuvimos que cancelar. En ese entonces vivía por allá en el Puerto. Así que, siendo las tres de la tarde más o menos, me voy al terminal de Santiago, a pata, como miles de santiaguinos más que, bueno a medida que me acercaba a la Alameda, se multiplicaban.
Recuerdo que hacía calor. Miraba pa todos lados, tratando de memorizar todo y sapeando las conversas que se daban. Que no son 30 pesos son 30 años, de que Chile se acabó, la violencia, los pacos, el agua, las pensiones, la rabia, la alegría que llegó tarde...o que no llegó no más po.
Mientras bajaba por la Alameda, miles de estudiantes subían pa la Plaza Baquedano, que luego se llamaría Dignidad. Allí, las cabras y los pingüinos arengaban y gritaban a los adultos pa que levanten sus maletines en contra de la yuta. Algunos los seguían motivados por la juventud, otros, como yo, cansados eternamente, seguíamos nuestro camino a la casita.
Me paré frente a la Moneda, y a mi alrededor habían muchos caballeros y muchas señoras, bien vestidas po, tirando cualquier chuchadas contra Piñera. Yo tiré unas cuantas, en parte para liberar esa angustia que por años se acumuló. Y así como yo, una ciudad y un país vivió una especie de catarsis ese día, de algo que se rompió.
En Estación Central se puso bélica la cuestión. Escuché un disparo, que horas después relacioné con la compañera a la que los pacos le dispararon en la pierna. Intenté avanzar por ahí pero fue imposible, las lacrimógenas estaban terrible brígidas. Ya no veía ninguna cuestión y me faltaba el aire. Escapé como pude de la nube, me tapé con el polerón y pude cruzar hasta llegar al terminal. Tomé el bus, llegué a mi casa, y paf, metros quemados, mientras el Presidente comía su tonta pizza. Feliz cumpleaños al nieto por cierto.
Yo no soy mucho de marchas, y aunque me alegró ver que los zombies despertamos, creo que el plebiscito y ese acuerdo que, en un comienzo era bien charcha la verdad, terminó en lo que podría ser el final de la Constitución de quien se fue sin pagar. Perro muerto dice el dicho popular.
De ahí participé en cuanto cabildo existió, tertulias sobre sueños y frustraciones de un país que construíamos todos y en todas partes. Por eso, me dio rabia que un año después fuera como si volviéramos a foja cero. Bueno. Agradezco estar vivo para ver cómo hacemos una primera Constitución desde el pueblo, o lo más cercano por lo menos, y eso se ganó con la movilización en la calle, pero créanme, se va a concretar dialogando con razones, con un lápiz y un carnet.
Richard Nixon habla por teléfono con Henry Kissinger
Libertad
Aprendí
Solos otra vez
No te he olvidado
El calor
Anochecer
Velocirraptor
Autogestión
Capítulo 25: Recapitulando la quinta unidad
Capítulo 24: Grandes aprendizajes
Capítulo 23: La importancia de la comunidad en la educación
Capítulo 22: La protección frente a las vulneraciones derivadas de la crisis
Capítulo 21: Una primera mirada al retorno a la escuela
Capítulo 20: Recapitulando la cuarta unidad
Capítulo 19: Juntos llegamos más lejos
Capítulo 18: Preparándonos para un modelo educativo mixto
Capítulo 17: Del estrés al bienestar
Capítulo 16: Un retorno basado en el cariño
Capítulo 15: Recapitulando la tercera unidad
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