El 10 de julio de 1941, a tres semanas del inicio de la Operación Barbarroja, los habitantes polacos cristianos de Jedwadne, pueblo cercano a Varsovia, persiguieron, atacaron y mataron a sus vecinos judíos. A los sobrevivientes (hombre, mujeres, ancianos y niños) los encerraron en un granero y los quemaron vivos. Las cifras oficiales hablan de unos 400 judíos asesinados, aunque extraoficialmente se calculan más de 1500. Este horror se conoce como la Masacre de Jedwabne.