No es de sorprender que los patamarillas mayores tengan patas y pies de color amarillo brillante. ¿Por qué? Mientras caminan por aguas poco profundas, un patamarilla (como este) no deja de ver sus patas gracias a su color, mismo que contrasta con el oscuro e irregular fondo. Un playero blanco, por otro lado, tiene patas y pies negros. Sus dedos negros contrastan con la arena pálida. ¿Y qué tal las brillantes patas anaranjadas del vuelvepiedras rojizo? Destacan como luces de neón en la costa.
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