Hay algo de Sísifo en lo del catalán y el euskera en las instituciones europeas. Ya saben, el hombre fue castigado a empujar una piedra cuesta arriba, y justo antes de llegar, la piedra volvía a rodar cuesta abajo una y otra vez. Bueno, seamos positivos, ayer la piedra llegó un poquito más arriba que nunca, al menos que ninguna de las veces anteriores que algunos recordamos muy bien.