Un implante para sustituir varias piezas dentales, la placa de titanio en la clavícula o un sensor bajo la piel para medir la glucosa en sangre. Casi sin darnos cuenta, ya llevamos en nuestros cuerpos piezas más propias de robots que de humanos. ¿Seguirá esta tendencia al alza? ¿Nos convertiremos, en un futuro no tan lejano, en mitad humanos, mitad robots? En Bola de Cristal analizamos cómo será un futuro en el que la palabra ciborg ya no nos va a sonar a ciencia ficción.