Cuando los acreedores de una empresa dejan de ofrecerle financiación a largo plazo y solo le ofrecen financiación a plazos cortos, hasta un año, es una muestra de una creciente desconfianza sobre la solidez financiera a medio plazo de dicha entidad. Esto, que es aplicable a las empresas, también se puede aplicar a la financiación de los distintos Estados.
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