Todo el sector eléctrico y el Gobierno están obligados a darnos una explicación que podamos entender y, a continuación, anunciar las reformas necesarias para corregir ese fallo. Hay muchos intereses y mucho dinero en juego, pero está en juego algo más importante, la confianza. Porque el miedo y la incertidumbre son el caldo de cultivo perfecto para los vendedores de humo reaccionario.