Con la publicación de Alsino, del escritor Pedro Prado, en 1920, la literatura de la época, marcada por un esquema criollista que por entonces convergía con un realismo vernacular, se abrió a nuevas tendencias formales y temáticas. La obra de Prado, subtitulada en su primera edición "Poema novelesco", planteó ya desde sus aspectos génericos una diferenciación de las estructuras narrativas de su tiempo. Si bien, el escenario de Alsino es el campo chileno, principal tópico de la novela criollist...
Con la publicación de Alsino, del escritor Pedro Prado, en 1920, la literatura de la época, marcada por un esquema criollista que por entonces convergía con un realismo vernacular, se abrió a nuevas tendencias formales y temáticas. La obra de Prado, subtitulada en su primera edición "Poema novelesco", planteó ya desde sus aspectos génericos una diferenciación de las estructuras narrativas de su tiempo. Si bien, el escenario de Alsino es el campo chileno, principal tópico de la novela criollista, su referencia tan solo manifestó una cercanía temática con dicha novela, puesto que en su propuesta de pensamiento Alsino pretendió ir más allá del documento social y estudio objetivo de un caso; al contrario, abrazó nuevas corrientes literarias, las que con Vicente Huidobro y su Altazor encontraron su máxima expresión. Incluso, tal como señaló Andrés Sabella, la novela de Prado podría considerarse como un antecedente de dicho poema de la vanguardia chilena: "Anotemos una curiosidad que nos asalta, mientras escribimos: Alsino -de alzar y de alzarse-, se hermana al bellísimo Altazor- de alturas y de azor- de Vicente Huidobro. En ambos títulos, el juego parte de una sílaba que empuja la gracia y el símbolo, alzándolos de la pobre tierra pisoteada. Escribe Prado, 'increpando a la tierra, porque permaneces indiferente', ante la proeza de los vuelos Huidobro narra que Altazor rueda 'entre las nubes de la muerte'".
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