A medida que nuestra sociedad se aleja cada vez más de Dios, se comienzan a experimentar vacíos de una manera dramática. Estos vacíos son llenados por cosas superficiales que no satisfacen el alma, por los que las personas recurren a cosas banales y materiales buscando llenar ese vacío que se produce por ese distanciamiento entre Dios y el hombre.