En esta segunda parte de la narración, San Juan Bosco se dedica, sobre todo, a aclarar diversas dudas que algunos de los jóvenes le van planteando referidos al sueño, y el santo aprovecha la ocasión para formar a los chicos y para advertirles, una vez más, de la necesidad que tienen, y que también tenemos nosotros, de vivir según la voluntad de Dios en todo momento.