«Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que por ellos no ha escatimado ningún sufrimiento». Jesús nos ha abierto su Corazón para que podamos descansar en él, apoyar nuestra cabeza y escucharle. Como en el Apocalipsis, también a nosotros nos dice: «Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguien me abre, entraré y cenaremos juntos».