La sangre de los mártires siempre ha sido semilla de nuevos cristianos. ¿De dónde sacan la fuerza para ser fieles al Señor hasta derramar su sangre? Del mismo Jesucristo que se ha querido quedar con nosotros en la Eucaristía, fuente, centro y culmen de la vida cristiana. "Toda la gracia de la Iglesia depende de la Eucaristía"