Subimos al monte con el ángel y san Juan para contemplar la gloria de Dios que está reflejada en la «ciudad-esposa». Dña. Beatriz Ozores Rey, licenciada en Ciencias Religiosas, nos recuerda que todos estamos llamados a la purificación de toda corrupción para poder formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, donde todos tenemos cabida en el Reino de Dios. Vemos cómo está edificada la «ciudad-esposa», con sus puertas abiertas, que es Cristo mismo, esperando a que acojamos la palabra de Dios. Y así, entrando en esta Ciudad Santa, somos purificados por el Cordero sin mancha.