A pesar de haber sido advertido por el Señor, a través de los profetas, el pueblo de Israel no cambió de postura y sufrió la pérdida total de sus posesiones. Pero el Señor insistió en su corrección y consiguió que el pueblo abandonara las acciones idolátricas con las que adoraba a otros dioses, y llegara a comprender que no hay nada más que un solo Dios, Yahvé. D. Antonio Izquierdo, licenciado en Teología, explica también los conflictos que se desarrollaron, en este periodo, entre el pueblo de Israel y otros pueblos como los babilonios, los persas y los griegos.