Rafaelito era un niño tan guapo como pobres eran sus padres. Por esta última razón, ninguno de sus vecinos quería ser su padrino. Su pobre padre, desesperado, decidió salir al camino y pedirle al primero que pasase que apadrinase a su hijo. Un noble caballero apareció y accedió gustoso. El padrino regaló a su ahijado un precioso caballo, pero advirtió a todos que solo Rafaelito podría montarlo. Cuando llegó el momento, Rafaelito se subió a su caballo y se marchó a recorrer el mundo. ¿Qué aventuras le depararán a nuestro amigo? ¡No te lo pierdas!