En esta Meditación, Abelardo de Armas nos pone delante la imagen de Jesús orando en soledad y nos dice que si Jesús, para hacer oración, se retiraba, buscaba la soledad, el aislamiento, también nosotros necesitamos la oración para transformarnos en Dios, ver con sus ojos, entender con su entendimiento, amar con su corazón.