La Iglesia anuncia la verdad de que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y lo hace no solo con la autoridad del Evangelio, sino también con la fuerza que se deriva de la razón. La naturaleza ha sido creada para que el hombre la gobierne a su servicio, y no se encuentra a su mismo nivel, como tratan de imponernos actualmente.