Ricardo creció acostumbrado a vivir en la abundancia. Como sabía que tenía todo asegurado, empezó a faltar a la escuela y entre otras cosas, visitaba a los vecinos, entre los que había un herrero. Este le animó a ayudarle y a empezar a trabajar. Cuando había aprendido bien el oficio murió su padre, dejándole una fortuna, pero poco después lo perdió todo. Gracias a lo que había aprendido del herrero pudo sacar al pueblo de grandes apuros, e incluso a él mismo. Aprendió bien que por mucho que se tenga, hay que ser activos y trabajadores.