Estos tres sueños tienen en común que S. Juan Bosco era avisado sobre el estado de las conciencias de los chicos del Oratorio y así, podía ayudarles a formarla bien. En el primero le avisan de cómo los diablos traían distracciones a los jóvenes durante la misa. El segundo, sobre que un dinero que tenían que haber entregado, se lo jugaban a los dados. En el tercero cuenta cómo uno de los jóvenes no quiso confesarse de algunos pecados mortales, y el Señor se lo advirtió.