Era la primera persecución contra la Iglesia, desencadenada por el emperador Nerón, después del incendio de la ciudad de Roma en el año 64, muchos cristianos sufrieron la muerte en medio de atroces tormentos. Este hecho está atestiguado por el escritor pagano Tácito (Annales, 15, 44) y por Clemente, obispo de Roma, en su carta a los Corintios (Caps. 5-6).
San Ladislao, rey, pasó su niñez y juventud en un ambiente cargado de intrigas políticas y dinásticas, y en 1077, ocupó el trono de Hungría. Su piedad tan fervorosa como bien equilibrada se expresaba en su celo por la fe, en el cumplimiento de sus deberes religiosos, en su estricta moral y en la austeridad de su vida. Murió en Bohemia, a principios del año 1095.