En 1906, en Tumaco, Colombia, una ola gigante amenazaba con arrasar y borrar a la población, pero gracias a la fe del pueblo, que bajó a la playa con el Santísimo, la ola retrocedió milagrosamente.
En 1411, en Ludbreg, Croacia, un sacerdote dudó de la presencia real de Cristo en la Eucaristía; después de la consagración del vino, este se transformó en sangre. La reliquia se conserva en una custodia.
En Scete, Egipto, en los primeros siglos de la era cristiana, a un sacerdote le surgieron dudas sobre si el Señor estaba verdaderamente presente en la Eucaristía y, después de la consagración, en la Sagrada Forma apareció el Niño Jesús.