Santa Catalina Labouré entró en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad en París, en 1830. Allí tuvo la gracia de ver a Jesús en la Hostia consagrada en los momentos de la Comunión y de la exposición del Santísimo.
En la tercera aparición del ángel a los pastorcitos de Fátima en 1916, este dio la comunión a Lucía con una Hostia de la cual caían gotas de Sangre, que fueron luego recogidas en el cáliz.