El primero de los milagros tuvo lugar en 1240, cuando santa Clara de Asís logró que los soldados sarracenos huyeran del convento mostrándoles la Hostia Santa.
El milagro de Santarém, al que varios papas concedieron indulgencias plenarias, consistió en la transformación de la Hostia en carne que sangraba. Ocurrido en 1247, todavía hoy se conserva.