En estos dos relatos de «Los sueños de S. Juan Bosco», el santo advierte a los jóvenes del peligro que tenemos si nos endurecemos a la gracia, si dejamos de corresponder a las insistencias del Señor a nuestra alma y de la necesidad de no dejar para mañana la conversión, porque no sabemos si tendremos ese mañana ni de cuánto tiempo disponemos.