Escucha atentamente esta historia, en la que un pobre hombre fue condenado por algo que no había hecho y estuvo a punto de morir. Gracias a su fe y a la intervención de Nuestra Madre, nuestro protagonista se salvó y todos aprendieron una gran lección: ¡no podemos juzgar las cosas por las apariencias, pues la mayoría de las veces nos equivocamos!