Nació en Palestina, vivió entre la segunda mitad del s.VI y la primera mitad del s.VII. A los 16 años se fue de monje al Monte Sinaí. Desde el primer momento la obediencia y el estudio fueron su divisa. Durante muchos años vivió dedicado a la oración, la penitencia y el estudio. La oración intensa le llevó a gran familiaridad con Dios. Cuando murió el abad de Monte Sinaí, los monjes fueron en busca de Juan y le rogaron que aceptara el cargo de sucesor, que desempeñó con sabiduría, bondad de carácter y vida ejemplar. Murió con la misma simplicidad que había vivido, en el año 645.