La vida interior de una persona se refleja en su vida de oración, ya que una persona que no reza, es muy difícil que llegue a conocer la intimidad de Dios. Por eso, no debemos informar al Señor sobre nuestra vida, sino pedirle que limpie nuestro corazón para que vivamos como hijos suyos, y que llene nuestra vida de luz para vivir una vida santa.