En esta segunda parte de la narración, S. Juan Bosco hace una interpretación de lo que significaba el sueño del elefante. Aconsejó a los jóvenes que se alejasen de los compañeros que son amigos de Satanás; que evitasen las conversaciones malas, especialmente contra la pureza; que pusieran en la Virgen María una confianza ilimitada y que acudieran a Ella, ya que su manto es siempre un refugio seguro.