Este mensaje nos invita a vivir en la esperanza viva que tenemos en Cristo, reflejando una vida de santidad genuina y amor a Dios. A través de 1 Pedro 1:13-25, aprendemos cómo esta esperanza transforma nuestra manera de pensar, actuar y relacionarnos con los demás. Dios nos llama a vivir con propósito, apartados para Él, como testimonio de Su gracia y fidelidad.