San Juan Bosco tuvo un sueño en el que vio a varios chicos que habían estado en el Oratorio, rodeados de una inmensa luz. Entre ellos estaba santo Domingo Savio, que brillaba con una luz especial. Domingo vestía una túnica blanca y un cinturón rojo, símbolos de la inocencia bautismal y de las mortificaciones hechas para conservar la virtud de la pureza.