Mons. D. Juan Antonio Reig Pla, en «Creados para el Cielo», indica que, al ser bautizados, hemos muerto al pecado y renacido a la vida de la gracia, a la vida de Cristo, a la vida del bien y la verdad. Para alcanzar nuestra meta, que es el Cielo, tenemos que ejercitarnos en alcanzar una vida virtuosa.