Esta fiesta celebra la veneración de las reliquias de la Cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito.
Al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, quedó paralizado. El patriarca Zacarías le indicó que aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando cargó la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada.
Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas.