El apóstol San Juan era natural de Betsaida, ciudad de Galilea, en la ribera norte del mar de Tiberíades. Sus padres eran Zebedeo y Salomé y su hermano Santiago el Mayor. Formaban una familia acomodada de pescadores que al conocer al Señor no dudaron en ponerse a su total disposición. Juan y Santiago, respondiendo a la llamada del Señor, dejando a su padre en la barca con los jornaleros, le siguieron. Toda la vida de Juan estuvo centrada en su Señor y Maestro; en su fidelidad a Jesús encontró el sentido de su vida. Ninguna resistencia opuso a la llamada, y supo estar en el Calvario cuando todos los demás habían desaparecido.