San Germán, obispo de París, nació el año 496 cerca de Autun. Inclinado a la vida religiosa, ingresó en el monasterio de san Sinforiano. A los treinta años recibió las sagradas órdenes y poco después fue nombrado abad del monasterio. Se distinguió por su caridad con los pobres y en toda ocasión daba ejemplo de santidad y virtud. Murió el 28 de mayo del año 576.
San Justo, Obispo de Urgel, nació en un pueblo de Cataluña y fue educado en el santo temor de Dios, que conservó siempre como norma de su vida. Sus ocupaciones predilectas eran el estudio y la oración, destacando como hombre de profunda sabiduría y gran santidad. Murió el 28 de mayo del año 546.