¿Soy consciente de que soy una criatura de Dios y que por eso tengo que estar a su servicio, pero que mi Señor no es un Dios tiránico, sino un Dios que me ama infinitamente, que me ha creado para su gloria, para que vaya al cielo a estar con Él por toda la eternidad y que solo Él sabe lo que me conviene? Pues cuando haya hecho todo lo que tenía que hacer, que no busque la aprobación de los hombres, sino solo agradarle a Él. ¡Escucha esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión, por el P. Christopher Hartley».