El leproso del que nos habla hoy don Sebastián García-Noblejas en «Acompañando a Jesús», sabe que ningún remedio humano podrá curarle. Como Él, acércate a Jesús con humildad, muéstrale tus heridas, tus debilidades, y dile: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».