El enfoque del capítulo es sobre la generosidad de Dios siendo manifestada en la vida de los Israelitas. Aprendemos que si Dios es generoso con nosotros, lo mismo deberíamos de mostrar nosotros hacia él y a los demás. Los israelitas debían ser generosos con sus deudores, sus siervos y al ofrendarle a Dios sus animales primogénitos.
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