En esta meditación, Abelardo de Armas nos exhorta a dejar que Jesús se nos acerque, cada día más, sin tener miedo. Verle en Galilea o en la sencillez del sagrario, desde donde nos dice: “me ha sido dado todo poder en los cielos y en la tierra”. Él es mi Rey y vive conmigo, y está en mí, en medio, me ha unido a Él.