Michael crece en una familia buena pero a los 8 años cae en pecado mortal y poco más tarde, en su adolescencia, decide ser ateo, no creer en Dios; es más, empieza a convencer a los católicos de que están equivocados. Todo en su vida era pasarlo bien, disfrutar de la vida y tener éxito en el trabajo, en la escuela, en la universidad, con las chicas, en el deporte... Durante la universidad hizo un intercambio Erasmus a Europa y allí, con sus amigos, cada fin de semana, viajaban a una ciudad diferente para salir de fiestas. En Alemania fue donde tocó fondo. El Señor tocó su corazón cuando un fin de semana viajó con sus amigos a Jerusalén. Allí, frente al muro de las lamentaciones, Michael comenzará a rezar al Señor realmente y empezará su cambio de agujas que le llevará a pensar en la vocación monacal. Descubre toda su historia en «Cambio de Agujas».