Aunque Amanda Grace conocía la fe desde pequeña, el ritmo que fue tomando su vida, que giraba en torno a sus estudios, amigos, etc, la llevó a un profundo alejamiento de Dios. Pero acabó refugiándose del vacío en el que vivía hundiéndose en el alcohol, vicio que tomó el control de su vida hasta el punto de convertirse en una alcohólica. Un programa de doce pasos y el reconocimiento de su propia debilidad la fue llevando de regreso a los brazos del Señor y de la Virgen. Descubre toda su historia en Cambio de Agujas.