Hace poco más de 2,000 años un impresionante coro angelical cantó en las colinas aledañas a Belén: "Gloria a Dios en las alturas, y el tierra, paz, buena voluntad para con los hombres". Esa noche, en un humilde establo, había nacido el Salvador del mundo. Hoy nosotros también nos unimos en la alabanza: "¡Gloria in Excelsis Deo!"