En esta sociedad hipersexualizada, que vende al ser humano como un mero objeto de placer, olvidando la dignidad de cada persona, Miquel Feliu comenta lo importante que es no apartar la mirada del Crucificado. Cada gota de su Sangre derramada ha hecho que la vida de cada uno de los seres humanos sea infinitamente valiosa. Albert desarrolla su apostolado a través de las redes, pero resalta la importancia que tiene en su vida su núcleo de amigos. Y da pautas a los jóvenes para poder descubrir verdaderamente el amor y no dejarse engañar por lo que la sociedad actual llama «amor».