Nació el año 1271, era hija del rey Pedro II de Aragón. Cuando aún era casi una niña, fue dada en matrimonio al rey de Portugal, Dionisio, del que tuvo dos hijos. Fortalecida con la oración y la práctica de la caridad, soportó infinidad de tribulaciones y de dificultades. Al morir su esposo, distribuyó sus bienes entre los pobres y recibió el hábito de terciaria franciscana. Murió el año 1336, mientras se esforzaba por restablecer la paz entre su hijo y su yerno. Santa Isabel de Portugal fue un elocuente ejemplo de cómo una madre de familia puede y debe ser santa.