El ser humano pasa su vida buscando ser reconocido por sus obras, tratan de llenar esos espacios vacios de una manera equivocada. Esta reflexión nos invita a meditar que el verdadero reconocimiento lo tenemos cuando nos postramos ante su presencia y reconocemos que sin Él no somos nada. Él se encargará de reconocer nuestra fidelidad y entrega a Él.