La petición de Salomón, en la primera lectura, agradó mucho a Dios y por eso le trajo los mayores bienes. Y nosotros, ¿qué pediríamos? ¿Cuáles son nuestros deseos? ¿Qué es lo que yo quiero? Tenemos que pedir al Señor que nos ayude a que nuestros deseos sean realmente grandes.