¿Sabes que tienes una Madre en el Cielo a la que siempre puedes acudir y que está siempre cuidándote? Ella es refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, y nos ayuda a ponernos de nuevo en el buen camino cuando comenzamos a dar tumbos sin rumbo fijo. ¡No tengas miedo de abandonarte en los brazos de María, Ella no permitirá que te ocurra nada malo!