Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías, que se celebraba a los 50 días después de la Pascua. Muchos israelitas subían a Jerusalén para adorar a Dios en el Templo y darle gracias por la recolección. Por eso también se la llamó fiesta de las espigas. Después se sumó en este día el recuerdo de la promulgación de la Ley dada por Dios en el monte Sinaí. Este Pentecostés mosaico era imagen del Pentecostés cristiano, la venida del Espíritu Santo con todos sus dones y frutos, a los 50 días de la Resurrección del Señor.