Dios va a morir por nosotros en la cruz, por el amor que nos tiene. Con la muerte de Jesús, Dios Padre nos da a entender cuánto nos ama. Da a su propio Hijo, el Hijo que —si el Padre quisiera— volvería a dar su vida por cada uno de nosotros. Vemos lo exterior, pero mucho mayor es el amor que hay detrás. Pidamos a la Virgen poder corresponder a ese amor.