En esta meditación, Abelardo de Armas nos hace reflexionar sobre la pregunta que Jesús hizo a los que le iban a prender para matarlo: «¿a quién buscáis?». También nos la hace a nosotros cuando nos ve afanados en cosas caducas, que por acabarse no pueden saciar nuestro corazón, creado para amar y dejarse amar por Dios y para Dios, tanto en Él como en los prójimos que nos rodean.