Lázaro y sus dos hermanas, Santa María de Betania y Santa Marta, eran amigos de Jesús y le invitaban a su casa en Betania, cerca de Jerusalén, donde era amado y acogido. Señal de su intimidad con Jesús es el hecho de que este, aun yendo a resucitarle, lloró al contemplar el duelo de María y Marta. Según una tradición judeo - cristiana fue embarcado por los judíos en Jaffa en una nave que hacía aguas y sin velas, llegando milagrosamente a la isla de Chipre.